Honduras se encuentra inmersa en una cruzada apasionada por recuperar las huellas de su pasado prehispánico, con la mirada puesta especialmente en una pieza maya de valor incalculable: la escultura del Gobernante de Copán Uaxaclajuun Ub’aah K’awiil, el emblemático «18 Conejo». Esta majestuosa figura del gobernante copaneco, que en tiempos ancestrales adornó la Escalinata Jeroglífica de Copán, hoy reside en las colecciones del Museo Peabody de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, desatando un clamor por su retorno a casa. La repatriación del gobernante 18 Conejo se ha convertido en un símbolo de la recuperación del patrimonio nacional.
La lucha por la repatriación del gobernante 18 Conejo
Para comprender el periplo de esta pieza y otras similares, es necesario viajar en el tiempo hasta el descubrimiento de la Escalinata Jeroglífica en 1885 por el explorador Alfred Percival Maudslay. Las excavaciones formales del sitio se sucedieron entre 1890 y 1900, lideradas por John G. Owens y George Byron Gordon, representantes del Museo Peabody. Durante este periodo, y extendiéndose hasta mediados del siglo XX, el marco legal hondureño permitía la extracción de artefactos arqueológicos con fines de estudio e investigación por parte de instituciones extranjeras.
En este contexto histórico se enmarca la salida de numerosas piezas, incluyendo la del soberano conocido como 18 Conejo. Rolando Canizales, director del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), aclara que la mayoría de estos objetos salieron del país con la autorización legal del Estado de aquel entonces, por lo que no se consideran bienes robados desde una perspectiva jurídica de la época.
Sin embargo, esta legalidad histórica no silencia el anhelo actual de Honduras por recuperar su legado cultural. El IHAH ha emprendido gestiones activas para lograr la repatriación de estas piezas, encontrando un eco favorable en la política contemporánea del Museo Peabody. La institución estadounidense muestra una creciente disposición a restituir bienes culturales a sus lugares de origen, especialmente aquellos pertenecientes a pueblos indígenas, en un gesto de reconocimiento y reparación histórica. La devolución de la escultura del gobernante Uaxaclajuun Ub’aah K’awiil es una prioridad.
Así, la situación actual se debate entre un pasado legalmente complejo y un presente que exige justicia cultural, donde Honduras confía en la sensibilidad y las políticas de restitución de las instituciones que albergan su patrimonio ancestral. La figura de 18 Conejo representa una parte fundamental de esta aspiración.
Acciones recientes
Los esfuerzos por traer de vuelta el legado hondureño han rendido frutos en los últimos años:
- 2013: Italia devolvió una pieza arqueológica que data del período 800-900 a.C.
- 2019: Se logró la recuperación de 1,008 piezas arqueológicas y religiosas saqueadas, incluyendo un número significativo localizadas en Estados Unidos.
- [Antes de Marzo 2025]: Suiza restituyó una pieza perteneciente a la cultura del Ulúa (con una antigüedad estimada entre 1,500 y 1,600 años), gracias a la colaboración de un coleccionista privado.
- Marzo de 2025: Francia protagonizó un acto trascendental al devolver 133 piezas precolombinas que se encontraban en el Museo Quai Branly de París. Estas piezas, originarias de diversas regiones hondureñas y vinculadas a las culturas lenca y chorotega, fueron identificadas por la investigadora Marie Kolbenstetter. Su salida del país ocurrió en un periodo con escasas regulaciones sobre la exportación de bienes culturales. El estudio de estas piezas por el arqueólogo Claude Baudez en la década de 1960 sentó las bases para la cronología arqueológica del sur de Honduras.
- Abril de 2025: A nivel nacional, la «Operación Nacional IV», liderada por el Ministerio Público y el IHAH, intensificó la protección del patrimonio mediante la inspección de sitios y el decomiso de piezas sin la debida autorización.
La búsqueda de la repatriación de la escultura del gobernante 18 Conejo desde el Museo Peabody se erige como un símbolo de la determinación de Honduras por reconectar con su pasado glorioso. Es una lucha por la identidad, la memoria y el derecho inalienable de un pueblo a preservar y disfrutar de su legado cultural ancestral. La figura de Uaxaclajuun Ub’aah K’awiil es central en este esfuerzo.
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