«Si yo fuera Maradona,
viviría con él,
mil cohetes, mil amigos
y lo que venga a mil por cien…»
Manú Chao
Tenía cinco años de no ver al Ángel Artikboy, hoy justamente lo extrañaba, es el Mundial de futbol, seguro miraríamos los partidos entre cervezas y animal, pero desisto de lo último, «La dark parafernalia», porque es una fantasía con futuros engramas, lo digo por la experiencia de malos momentos del pasado. Ya estoy clean. Ah, pero sobre todo estaríamos debatiendo como aquella vez que discutimos cuál era el mejor álbum de Oasis, seguido con su voz chillona cambiaría de tema y obvio que él me gritaría ¡puta, loco, Argentina será la campeona del mundo!, en cambio, yo sentenciaría que no. Carcajeé mientras miraba a Neymar jugar, ¡wow, cómo le pega a la pelota! No sé por qué ese jugador con tan excelsa actuación me recordaba las travesuras del Ángel, de esas como cuando me relataba con aquel dramatismo y sentimentalismo borreguil que los chepos lo habían detenido, que lo habían tirado contra la sucia pared y le habían confiscado todo lo que andaba: el animal, la loto, la diaria, el pegatrés, pegadós, dos pliegos de la lotería menor con el número 24, la lotería apuntada de doña Yeca, su linterna Montech, setenta euros, veinte dólares y cien lempiras, ¡puta, loco, los chepos, loco!, me acusaron de piedrero, esa mierda es mala onda, me enverga, pagué una fortuna por arreglármelos, no soy pendejo, además, pica los dientes… dijo con cara compungida.
Recuerdo que también observé cómo besaba, su dedo meñique, que estaba encima del dedo índice formando una dizque cruz y protestaba:
—Por Diosito, te lo juro, loco, me las van a pagar.
Cada mes intenté llamarlo varias veces, pero fue en vano, ese número ya no existía, Artikboy se había vuelto como un fantasma, a veces, sentía como que me espiaba desde la cuarta dimensión, todo era como un sueño, sé que la cagué, y quién no lo hace, no debí darle tanta parafernalia, lo busqué varias veces en el Pío’s Bar & Grill y el bartender afeminado, con su peculiar voz, me relataba siempre estirando su boca:
—Ahí se sienta, en el rincón, y comienza a hablar de usted, todo el mundo lo invita, pero se ha perdido. —Hizo una pausa y yo me imaginé las comisuras del Ángel. Vio hacia la rockola y continúo.
—Había estado viniendo, lo miré con aspecto desmejorado, a veces me decía que estaba estudiando para ser pastor evangélico y otras veces cuando venía empanterado decía que era entrenador de futbol… debería buscarlo. Un día lo encontré en el baño, lloraba, me abrazó y me dijo extraño a mi compa… yo pensé que me hablaba de usted, pero no, era su mascota, Josefina la tortuga, se nota que está en otro mundo.
El Artikboy, me dije, sonreí; a mi mente vino aquel día que me dijo en tono Gallagher que se había ido a la Argentina con su padre, el periodista basurelito, éste iría a un congreso de la izquierda periodística latina y él iba a la premiación de un Award por ser el mejor jugador de FIFA online de Latinoamérica.
***
¡Puta, loco!, ese Antro Luna Park es pijudo, tiene bonitos baños, pero para no hacerte larga mi bitácora, ¡no jodás!, cuando veo a lo lejos aquel personaje en forma de pelotita, y escuchar su voz de capo pausado por los altavoces, ¡eh, ché!, y entre como una forma de ritual colombiano, el ganador eh, balbuceaba desconcertadamente y continúo, ché, boludo, y el ganador ej Honduras, ¡la concha de la lora, Ángel Artik!
Me levanté, te juro que iba cagado tipo cuando mi má me fue a dejar a aquel kínder por primera vez, a medida que avanzaba vi que era una pequeña pelota humana. Me dio un abrazo y un beso, le hice la señal que después iríamos por animal y que lo invitaría porque soy parejo.
Mi discurso fue simple, loco, te agradecí a vos por tu apoyo, papaíto, ya que nunca te enojaste conmigo cuando te robé la Play y se la empeñé al alcalde de la Villa de San Pancho; a mi tío, el de los rituales de los mazacuates; agradecí a mi tía Julia, a mi má, a mi tío Pedro, a Juancito, dije también, ahuevos, a mi mazacuate, ya que fue por el mazacuate que encontré este hermoso reto, me cogí una profe milf ahí en la sede, pero sshh… y como le gustó mi mazacuate hasta desayuno me hizo y me presentó a su hijo, el cipote Juancito, y este chigüín jugaba FIFA online y me dio los parámetros del juego y cómo comprar y vender jugadores online… total que esa vieja cara de verga se enojó conmigo porque no miraba bien que yo, Ángel Artik, me llevara con su hijo de diez años, ¡puta, loco!, al chiqui lo miraba como mi hijo, él me enseñó a jugar, por él llegué hasta aquí también, después, enfrente de ese vergueo de luces que están ocultos en el telar y las luces escalonadas, que por cierto malos focos, fijo son marca china, grite:
—¡Fuera joh, hijos de puta! y Maradona enloqueció, se me tiró encima y también gritó ¡Fuera joh!… viva Santa Claus. Después no fuimos a su habitación VIP y me dijo, ché, boludo, andá al placard, abrilo y sacá, ché, la falopa, son dos bolsas. Puta, loco, mirá, papaíto, placard, hmm, esa palabra la averigüe por la rola Flaca de Calamaro. Fui al ropero, uyuyuy, papaíto, ahí estaba en dos bolsas el #diosunderground en polvo, animalito en vivo. Seguido le di mi id, pero Maradona sacó dos cucharitas de oro: ché, esta es tuya, exclamó. Esnifamos y sentí que era una extensión del Diego, algo así como su tótem o su aspa dorada para esnifar.
—¡Boludo, boludo, ché! —gritó y continuó aceleradamente —A que no podés hacer esto. El Diego tiraba el animal al aire y ¡fuck!, lo aspiraba en el aire, loco, Maradona es un genio, lo que hacía con la pelota ahora lo hace con el animal. Seguidamente dijo: La falopa no debés mezclarla, boludo, jamás, jamás con alcohol barato y oscuro, la matás, pelotudo, matás su puro efecto, si no tenés guita para vodka o vino blanco, tomá agua, pelotudo, tomá agua, ¡la concha de la lora!, es como que pongás a Messi a jugar en la liga china… Lo matás, pelotudo ¡Eh, eh, eh! Hizo una pausa, chasqueó su lengua, enseguida tomó vodka a lo ruso y continúo.
—Ché, boludo, ¿Alguna vez te has muerto y revivido? —Me preguntó empanterado y yo le respondí, claro, papaíto, cuando estás en las grandes ligas suele pasar… Una vez tuve que morirme para ir a traer a mi amigo Philip del más allá, lo hice porque él es bien parejo conmigo, mis ancestros fueron chamanes, lencas… Maradona, entre nos, yo tengo cosas raras, puedo abrir portales…
—¡Ché! —interrumpió, carcajeó y preguntó… —Andá, ¿Cómo raras? ¿sos shemale…? A algunos la falopa los hace marica.
—No. Me gustan las chicas. O sea, cosas raras… que soy como adivino, puedo adivinar cosas como la loto, la diaria…
—Boludo, ¿viste?, está buena, pura calidad, a mí lo que me pega es es… ¡la concha de tu madre!… comenzó a inhalar aire aceleradamente, tosió, contuvo el aliento, se desplomó y el Diego se desmayó, ¡puta, papaíto!, no hallaba qué hacer, tenía color verde neón, estaba cagado como aquel día con vos, pero vos todavía tenías color normal, no sabía si ir al más allá a rescatarlo, pero el pedo, loco, que Maradona por muy buen futbolista que sea no es mi alero y así no funcionan mis rescates del más allá, ¿me entendés?… vaya y quedo atrapado con él en el más allá, con vos si me quedo, papaíto, yo soy parejo, por eso dejé hasta la nota de despedida aquel día que fui a traerte al más allá. Al ver a Maradona así le pedí disculpas y me eché un pase sobre su frente y lo besé, después saqué mi cel para la selfie y esa mierda estaba descargada, qué mierda, pero mejor así porque soy parejo y me fui. Al salir ahí estaba su séquito: el doctor, un enfermero, un dealer, el man que toma las selfies y un guardaespaldas. Les dije que Maradona se había desmayado y tenía un color verde neón. Los cabrones primero me preguntaron por mi teléfono, si no había grabado, les respondí que no, les mostré que lo tenía descargado, luego, amablemente, me pidieron que me retirara de inmediato. Y yo como soy parejo me fui.
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Recordé los ojos verdes melancólicos del Artikboy, su fobia a los canechos. Maradona y Artikboy,murmuré, dudé un poco de esa historia que me contó, pero no sé, al ver las fotos locas y memes de Maradona en el mundial de futbol con su séquito, me pregunté quién era el doctor, el enfermero, el dealer o el que toma selfies,sonreí y me dije cómicamente, sólo imaginé al Artikboy como su adivino, como su chamán…. o como su xibalbastar…
Samuel Hernandez
¡Excelente relato!
Edgardo Molina
Buenísimo. ¡Ajustemos el animal!
Saludos al Artik y al compa DARK.