El cambia mentes
El 12 de marzo de 2435 se inventó la primera máquina cambia mentes. El caso es que entre humanos todo iba bien, entonces decidieron probar con animales. Eligieron al animal más cercano al ser humano para la prueba. El perro era un aguacatero de pura sangre y el sujeto un vagabundo.
El doctor les puso los electrodos en la cabeza y en dos minutos todos los archivos mentales se trasladaron del uno al otro. El perro se puso en pie y nada, siguió siendo perro. En cambio, el humano con mente de perro empezó a ver todo muy rápido, comenzó a aprender aceleradamente.
La percepción temporal del perro se quedó en el cuerpo del humano, por lo que comenzó a vivir de manera más rápida, pues pensaba que cada año eran diez para él.
Fue así como la humanidad pasó su mente a los perros y los perros pasaron su mente a la humanidad. Desde ese año ya pasaron cien años y desde entonces los perros ya no son fieles, ahora los humanos lo somos. Los perros hacen las guerras, no los humanos. Por eso hemos decidido que matando al perro se acabó la rabia. Este mundo es para los humanos, no para los perros. Sacrificaremos a los perros para vivir en paz.
La joven indecisa
Sin saberlo, dos jóvenes decidieron simultáneamente cortejar a la misma bella joven. Uno poeta, el otro un hombre armado. Al encontrarse los dos frente a la chica, ella no sabía por quién decidirse. El poeta recibió un disparo certero y de inmediato murió. La chica saltó de felicidad y emoción, pues la indecisión se le terminó y supo que más sabe de amor un asesino que un poeta.
Coincidencias
Por alguna extraña razón, en el infierno se encontraron un religioso, un idiota y un intelectual. El último exclamó acomodando sus lentes: —¡Quién lo diría, de verdad existe! A lo que el religioso respondió golpeando la Biblia: —Yo se los advertí, pero jamás hicieron caso. El idiota, rascándose la cabeza, preguntó: —¿Y si morimos aquí, adónde iremos?
La entrevista
Sí, necesito trabajar. Bueno, mis padres se separaron y tengo que ayudar en casa. Sí, soy joven, pero puedo hacer muchas cosas y aprendo fácilmente. No, señor, no tengo novio, soy soltera. Muchas gracias, señor. No, no, no, yo no quiero eso, vine a buscar empleo. No, no, no haga eso… ¿De verdad… después me dará empleo? Pero es que yo nunca lo he hecho. No, no, no, mejor no. Sí, necesito trabajar… por favor no haga eso… sí quiero el empleo. Necesito el empleo, necesito trabajar.
EDGARDO MOLINA. Nacido en Tegucigalpa, Honduras. Licenciado en Letras con orientación en Literatura por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Miembro fundador de los colectivos artísticos Xoxonal y Apolión. Participó en el Congreso de Literatura y Lingüística de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) realizado en 2015 en Granada. Su libro «La mitad de cerebro» es su primera obra. Recientemente lanzó «Formas efímeras», su segundo libro. Además, facilitó el taller de poesía «La estirpe de Juan Ramón Molina» en la UNAH. Ha participado en diversos conversatorios y ferias de libros. Asimismo, sus cuentos han sido publicados en diarios digitales en impresos. Actualmente labora en el área social.
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Aimée Cárcamo
Gracias por el aporte a la cultura, Bucentauro. Necesitamos más periodismo literario en Honduras