José Pablo Zelaya Sierra fue un pintor hondureño nacido en Ojojona el 30 de agosto de 1896. Es considerado uno de los personajes más importantes de la historia de Ojojona y una de las figuras centrales del arte moderno hondureño. Fue hijo de Isabel Sierra y Felipe Zelaya. Estudió pintura en Costa Rica y España. Regresó en 1932 a Honduras. Falleció en 1933 en la capital.
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Biografía del pintor hondureño Pablo Zelaya Sierra
Pablo Zelaya Sierra era oriundo de Ojojona y no tenía los medios económicos para una educación formal. Siendo aún adolescente viajó a Tegucigalpa, donde visitó al director de la Escuela Normal de Varones de Comayagüela y le pidió la oportunidad de estudiar.
El director le ofreció intercambiar trabajo por estudio y así Zelaya logró iniciar su entrenamiento artístico bajo la dirección del pintor mexicano Nicolás Urquieta.
A los 19 años decidió salir de Honduras para continuar su educación. Volvió a viajar a pie, hacia el sur hasta llegar a Managua, donde se detuvo a ganar algo de dinero enseñando arte. Luego continuó su camino, pintando paisajes cuando se detenía, hasta llegar a San José, dos años después de salir de Honduras.
Un año y medio después, en 1920, una beca del gobierno hondureño le permitió iniciar estudios en la Escuela Especial de Escultura, Pintura y Grabado. Permaneció doce años Madrid y decidió regresar a Tegucigalpa, donde falleció cinco meses más tarde.
Al fallecer, sus colegas españoles aconsejaron al presidente Tiburcio Carías Andino que el gobierno adquiriese toda la obra trasladada por Zelaya a Honduras para evitar que ésta se dispersara. También pidieron otorgar una pensión para la viuda y el hijo que quedaron en Madrid.
Características de Pablo Zelaya Sierra
Según quienes lo conocieron, dicen que era buen mozo, expresivo y poseedor de una mirada melancólica. Además, era un artista algo introvertido y desadaptado. Quizá porque no fue comprendido ni reconocido, sino hasta dos años después de su muerte cuando en 1935 se le realizó un sentido homenaje en Honduras.
Obras de Pablo Zelaya Sierra
Entre las pinturas más prestigiosas de Pablo Zelaya Sierra están: La muchacha del huacal y Los arqueros. Asimismo, Las monjas, Hermanos contra hermanos, Dos campesinas, Mujer y niño, La aldea y Paisaje con hombre segando.
Hermanos contra hermanos fue uno de sus últimos y más famosos cuadros. En él denuncia lo que el hombre hace a sus semejantes en la guerra civil. Se trata de un cuadro conmovedor, terrible y violento.
Pinturas como Campesinas y La muchacha del huacal presentan un mundo idílico, una utopía de perfecta dicha rural. En el primer plano de Campesinas, dos mujeres mestizas intercambian miradas alegremente, se detienen al borde de un pozo natural y sostienen las vasijas de barro en las que cargan el agua que se encuentra disponible en la naturaleza. Un niño observa distraídamente su reflejo sobre la superficie del agua. La escena toma un carácter más bien lúdico.
La figura femenina de La muchacha del huacal es enorme con relación a los elementos que se observan en el fondo próximo, y la vasija de barro a su lado es también monumental. En su mano derecha sostiene un huacal, pero no realiza con él ninguna acción. La figura está absorta en sus pensamientos, en su propio mundo, y no tiene conciencia del espectador.
Por algo, las pinturas de Pablo Zelaya Sierra no pasaron inadvertidas en Madrid, donde llegó a exhibirlas en el Ateneo de la ciudad. Los que las vieron decían que, en el Viejo Mundo, sus trabajos denotaban una actitud individual e introspectiva.
Apuntes a lápiz
Apuntes a lápiz es un texto escrito por Pablo Zelaya Sierra, encontrado por su familia entre sus papeles después de su muerte. En él, el pintor parece haber estado preparándose para mostrar su trabajo en Honduras, luego de 12 años de entrenamiento en Europa.
En este escrito, Pablo Zelaya Sierra describió a Honduras como una tierra rica en temas bucólicos. Expresó su preocupación por distinguir lo sustancial y permanente de lo «secundario y adjetivo». Asimismo, criticó a los artistas académicos y a los artistas con medallas, quienes no siguen su propio espíritu, sino que buscan consentir los caprichos del gran público.
El pintor hondureño Pablo Zelaya Sierra concebía la historia del arte como una renovación constante, como una corriente ascendente, y creía que la tecnología había revolucionado todo lo social y todo lo económico, y que los sentidos humanos habían sido refinados también.
Museo Pablo Zelaya Sierra
En 1983 se instaló un museo donde se expondría la obra del pintor nacido en Ojojona. A ese respecto, la revista Mesoamérica escribió:
El Museo Pablo Zelaya Sierra queda ubicado en el municipio de Ojojona, departamento de Francisco Morazán, precisamente en la casa donde el pintor nació. El Banco Central de Honduras hizo una donación al Instituto de Antropología para que se comprara parte de la casa y se restaurase la misma. Logrados los propósitos, surge así el Museo Pablo Zelaya Sierra, que funcionó desde el 24 de junio de 1983 (Caballero, J., Revista Mesoamérica, 1983 p. 178-181).
Años más tarde, durante la administración del presidente Carlos Roberto Reina, dicho museo fue clausurado por daños en el inmueble. En 2001 fue acometido por un incendio que causó la pérdida de toda la estructura de madera del artesonado del techo, así como de todos los elementos de madera de las puertas y los dinteles.
GALERÍA
Referencias
https://www.arslatino.com/es/magazine/grandes-maestros/23-pablo-zelaya-sierra-el-padre-de-la-plastica-contemporanea-hondurena
http://mimalapalabrahn.blogspot.com/2008/11/pzs-arte-moderno-e-indigenismo-iv.html
http://mimalapalabrahn.blogspot.com/2008/10/pablo-zelaya-sierra-arte-moderno-e.html
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