Contenido
- Introducción
- Marcas en la piel con miles de años de antigüedad
- El tatuaje en Honduras: del tabú a la aceptación social
- En sesión con un tatuador profesional
- David Paz: trayectoria de un maestro del tatuaje
- La evolución del tatuaje en Honduras desde la mirada de un experto
- Más allá de la tinta: anécdotas de un tatuador profesional
- Conclusión y reflexión final
- Agradecimientos finales
- Otros artículos que te gustarán
Introducción
La historia del tatuaje posee una larga tradición en distintas culturas, y Honduras no es la excepción. Para explorar su evolución en el país, me reuní con el tatuador profesional David Paz, quien nos comparte su historia, anécdotas y visión sobre este oficio.
Marcas en la piel con miles de años de antigüedad

Los tatuajes más antiguos datan de hace más de 5000 años y fueron encontrados en la momia de Ötzi, también conocido como El Hombre de Hielo. Su piel presenta al menos 61 marcas lineales cuyo significado sigue siendo debatido, pero que probablemente tenían una carga simbólica o ritual.
Desde aquellos trazos prehistóricos hasta las complejas obras de arte actuales, el tatuaje ha evolucionado en diversas culturas y periodos históricos. Ejemplos emblemáticos incluyen el tā moko de la cultura maorí en Nueva Zelanda, los deq de las mujeres kurdas en Oriente Medio y los reconocidos diseños yakuza en Japón.
En Honduras, la historia del tatuaje se ensancha. En un país tradicionalmente conservador, los tatuajes han sido vistos con recelo, algo que se intensificó durante la presidencia de Ricardo Maduro Joest (2002-2006) con la implementación de la Ley Antimaras, que provocó la detención injustificada de más de algún inocente por el mero hecho de lucir tatuajes. Aunque el panorama ha cambiado, aún hay algunas personas que ocultan sus tatuajes por temor a discriminación laboral o la reprensión de sus seres queridos.
En sesión con un tatuador profesional
Para conocer de cerca la evolución del tatuaje en Honduras, he quedado de verme con el tatuador profesional David Paz, que amablemente ha acordado compartir su historia. Llego puntual al local de Classic Tattoo Studio, ubicado en un segundo piso de la calle República de Ecuador, a pocos metros de Novacentro.

Después de los saludos iniciales, acordamos el diseño del tatuaje: una nube en el reconocido estilo tradicional americano, con tres colores planos y líneas gruesas. Para hacerlo más tradicional aún, consensuamos no usar esténcil (la plantilla con la cual los tatuadores se suelen guiar), en su lugar dibujaremos el diseño a mano alzada con un Sharpie antes de pasar a las agujas.
El tatuador inicia con el ritual de preparación: se coloca guantes quirúrgicos, desinfecta meticulosamente el espacio y los instrumentos, recubre con una capa de film la silla y el reposabrazos donde aguardaré mientras trabaja, prepara las tintas y el papel, enciende la lámpara profesional, desempaca una aguja, la engarza sobre la maquinita y empezamos.
David Paz: trayectoria de un maestro del tatuaje
David Paz comenta que ha trabajado como tatuador desde mediados de los 90. Comenzó, como seguramente muchos, de forma autodidacta. Su pasión por el dibujo y el tatuaje se manifestó desde niño, aunque su madre le prohibió terminantemente tatuarse, pues lo asociaba con marineros y presos.

A los 15 años, desafiando esta prohibición, tatuó a su hermano mayor con una máquina “hechiza”. La pieza convenció tanto que terminó tatuando a todos sus amigos a cambio de algunas botellas de Ron Plata. Para 1998, ya independizado de su hogar, buscó trabajo en Raro’s Tattoos, que según recuerda fue una de las primeras tiendas profesionales de tatuajes establecidas en Tegucigalpa, ubicada al principio del bulevar Morazán.
Para conseguir el trabajo, llegó al local con tres amigos suyos a quienes había tatuado (—ellos eran mi currículum—, bromea), presentó los diseños ante el dueño del lugar, que elogió su técnica tomando en cuenta que eran trabajos caseros y lo contrató por la mera casualidad de estar necesitando un tatuador en aquel momento. Ahí agarró experiencia y empezó a trabajar profesionalmente.
La evolución del tatuaje en Honduras desde la mirada de un experto
David confirma que en Honduras la percepción del tatuaje ha cambiado significativamente en los últimos años. Cada vez más gente busca realizarse un tatuaje, pero advierte que aquellos con la idea de hacerse uno deben acudir a un profesional, para evitar resultados que les arruinen la piel.
Sobre las razones para tatuarse, señala que, en realidad, hoy en día la mayoría lo hace por la experiencia en sí misma, mientras que el significado personal o la sensación de pertenencia han pasado a un segundo plano.
Más allá de la tinta: anécdotas de un tatuador profesional

Entre otras anécdotas, David comenta que de joven fue vecino de Henry Rodríguez, el reconocido tatuador del estudio Status Tattoos. Recuerda haber tatuado a uno de los músicos que trabajaban con Ricky Martin y que el diseño más grande que ha realizado es un San Miguel Arcángel, hecho en seis sesiones de cinco horas cada una.
Curiosamente, evita tatuajes de nombres de parejas, tribales o frases como «Resiliencia». Menciona también que entre 2008 y 2017 trabajó en Hunab Ku, un antiguo estudio ubicado frente al Hotel Marriot. Sobre el negocio, asegura que el rubro es rentable, aunque hay semanas «palmadas» en las que el trabajo escasea.
Conclusión y reflexión final
Tras una hora y media de tinta, agujas y plática amena, la sesión concluye. David limpia sus instrumentos, coloca la capa de film protector sobre el tatuaje, me entrega una crema humectante y procede a indicarme los cuidados que debo tener para que sane apropiadamente. Tomamos algunas fotos y nos despedimos, no sin antes prometerle regresar por más diseños.

A manera de reflexión final, podría comentar algo sobre el tatuaje como medio de expresión y construcción identitaria, un arte que merecidamente pasó de la marginalidad a la admiración y la cultura mainstream.
Sin embargo, solo quisiera agregar que, además de la satisfacción de haberme mandado a realizar un tatuaje cuya historia me preciaré de contar en día venideros, me honra haber tenido la oportunidad de conocer a David Paz y aprender, de su voz, sobre la evolución de este oficio en nuestro país.
Agradecimientos finales
A David Paz, por su profesionalismo, calidez humana y tiempo para llevar a cabo este reportaje.
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