La migración es un fenómeno social cada vez más recurrente y complejo en Latinoamérica, y específicamente en Honduras se manifiesta con mayor fuerza y variantes como consecuencias de la multicrisis que atravesamos como país, que bien podríamos dividir en las siguientes aristas o factores de expulsión: falta de empleo, inseguridad o violencia, creciente inflación, falta de oportunidades educativas, reunificación familiar, cambios climáticos y crisis política o polarización.   

La migración en Honduras se ha vuelto parte de la cultura y es la respuesta valerosa de nuestros compatriotas ante tantos comienzos infinitos en el país, ante la falta de respuestas oportunas y la falta de acceso a servicios básicos, por lo que, en contraposición, está Estados Unidos que resulta el principal país de atracción (Ítaca imperfecta), en donde nuestros compatriotas buscan simplemente un empleo, ni siquiera uno digno, simplemente buscan quien los explote y poder mandar dinero a sus familiares en Honduras; poder subsistir, tal y como las aves buscan el calor en invierno.

Hoy, que se celebra el Día Internacional del Migrante, bridaré algunos datos importantes para dimensionar el fenómeno y tener una perspectiva de cara al año 2025:

Se estima que al menos 1.2 millones de hondureños radican en Estados Unidos y envían el equivalente a un 26 % del PIB, 6,354.8 millones de dólares para el año 2024, que sirven o sirvieron para que nuestros ciudadanos pudieran comprar alimentos, pagar alquileres, ir al médico y comprar medicinas,  diversión como ir al cine o comprar saldo para poder participar de las redes sociales (economía de subsistencia y un poco de entretenimiento).

A Honduras, desde el año 2014 han retornado al país al menos 125 mil niñas y niños que han intentado llegar a Estados Unidos, lo que podríamos extrapolar en términos populares a unos 3 y medio estadios olímpicos de la ciudad de San Pedro Sula repletos de niñas y niños y esta cifra sigue acrecentándose cada día. Eso sin olvidar los al menos 235 niñas y niños hondureños que siguen con el paradero desconocido en la ruta migratoria entre Guatemala y México.

Para el año 2024, los migrantes hondureños registran la mayor cifra histórica en cuanto a la cantidad de solicitantes de refugio en México del mundo: al menos 26,550 hondureños están solicitando esta condición. Es decir, ningún otro país en el mundo está gritando por auxilio en México como Honduras. Ni siquiera Cuba con el bloqueo, ni Haití con su crisis democrática y violencia, o Venezuela con su creciente inflación y largo etcétera de situaciones.

Por lo anterior descrito, no podemos limitar el fenómeno de la migración a los retornos a Honduras; en este año la migración de hondureños se ha caracterizado por una migración estacionaria en México, que no implica una reducción en la salida de nuestros compatriotas.

Entonces, ¿qué está pasando en nuestra patria Honduras?, posiblemente la respuesta sería muy compleja o nos llevaría a otras preguntas, lo que sí podemos determinar es que —valga la imagen— la migración llegó para quedarse a Honduras en todas sus formas, como el retorno de hondureños, la migración estacionaria, o el tránsito de cientos de miles de personas con más de 100 nacionalidades por el territorio nacional (para el año 2023 al menos medio millón de caminantes cruzaron por Honduras rumbo a Estados Unidos, y en lo que va del 2024, al menos 300 mil lo han hecho).

Fuente: COMAR (México)

Por otro lado, para el año 2025, con la ascensión de Trump al poder, existe la posibilidad de que retornen al menos 261,651 hondureños (Según datos del ICE) que están enlistados para ser deportados desde Estados Unidos. Esto podría significar la mayor hecatombe en el contexto del fenómeno migratorio en términos de retornados desde Estados Unidos, algo que podría colapsar nuestra sociedad actual, que carece de empleos dignos y condiciones para reintegrar a estos miles de hondureños.

Nuestros compatriotas podrían ser usados como monedas de cambio o herramienta política frente a solicitudes del gobierno norteamericano, tales como la continuación del tratado de extradición, medidas para mitigar el paso de migrantes de Suramérica, la permanencia de las inversiones o empresas de origen norteamericano en Honduras, o la lucha contra el narcotráfico en términos de la perspectiva de Estados Unidos.

Para ir cerrando, la migración es un supraindicador, es decir, un medidor que contempla múltiples indicadores relacionados con la economía, la violencia, la resistencia al cambio climático, las crisis sociales o políticas, la falta de acceso a servicios básicos, la gestión gubernamental o los espacios de participación ciudadana.

Ante este fenómeno mundial de grandes proporciones, hoy unimos nuestras manos, como una cadena infinita, para pedir por la protección y respeto de los cientos de miles de migrantes: mujeres, niñas, niños y hombres que caminan diariamente esperando atravesar un puente hacia la dignidad.


Bibliografía

Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. (2023). La COMAR en números. https://www.gob.mx/comar/articulos/la-comar-en-numeros-327441?idiom=es


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