Las caguamas son un símbolo de camaradería y amistad, pues se consumen en compañía. Están presentes en las reuniones familiares y de amigos, pero hay quien las toma a solas. Las caguamas se venden lo mismo en cantinas, estancos, chupaderos y polleras que en pulperías, depósitos y ahora, gracias a una invención que tiene gran aceptación entre los millennials, también en restaurantes de ambiente desenfadado. En este modesto escrito —sin ánimos exhaustivos— hago un repaso desde la llegada de la cerveza a Honduras, las primeras cervecerías hasta la aparición e instauración de la caguama en la cultura popular.

Como se recordará, los españoles importaron la cerveza a Honduras durante el período colonial, pero nunca se impuso dado que los ibéricos preferían el vino, mientras que los nativos, mulatos y mestizos siguieron aferrados a la chicha y al guaro durante siglos. Dando un salto en el tiempo a la época republicana, en la Reforma Liberal de Soto y Rosa, la importación de vinos y licores tuvo un singular repunte, al mismo tiempo comienza a llegar la cerveza, que marcará un hito en el consumo de bebidas alcohólicas en el país. Sin embargo, no fue hasta principios del siglo XX que se convirtió, junto con el aguardiente, en la bebida de Honduras, especialmente en la costa norte.

De acuerdo con la evidencia, en 1908 dos ciudadanos alemanes establecieron la primera cervecería en Honduras. En 1915 el gobierno concedió el permiso de producción de cerveza a la Compañía Industrial Ceibeña, naciendo así una fábrica que implicaba la manufactura técnica, mecánica y automatizada en la nación. El 2 de junio de 1916 se inició la venta de cerveza Salva Vida al público. Mientras tanto, en la capital de la república en 1930 se establece la Cervecería Tegucigalpa, que atendía los mercados del centro y sur del país con la marca de cerveza Imperial. Como resultado, se estableció el predominio de la marca Salva Vida en la costa norte y la de Imperial en el centro y sur del país; con el tiempo, comenzaron a extenderse a todo el territorio nacional.

Es válido recordar que la Segunda Guerra Mundial causó que los socios alemanes de Cervecería Tegucigalpa vendieran sus acciones a Cervecería Hondureña, que había surgido en 1935 y era la accionista mayoritaria de la empresa. Ambas fábricas operaron independientemente hasta 1965, año en el que deciden fusionarse y surge la única empresa cervecera de Honduras vigente hasta nuestros días.

A fines de la década de 1950, el grupo cervecero mexicano Cuauhtémoc Moctezuma se estableció en Tegucigalpa con su marca Carta Blanca. Su estancia fue efímera, ya que a principios de la década de 1960 decidió retirarse de Honduras. Sin embargo, fue esta fábrica la que inventó el envase caguama y por lo tanto quien lo trajo a Honduras por primera vez. Este envase contenía 940 mililitros de líquido espumoso en su interior. Desde entonces no se había vuelto a saber nada de la cerveza caguama en Honduras, salvo menciones alusivas a la tortuga que habita en nuestros océanos. En el primer tercio de la década de 2010 aparecieron por fin las ya famosas caguamas Salva Vida, Imperial y Barena, sólo que en presentaciones más pequeñas, es decir, de 720 mililitros para las Imperiales y Salva Vidas y 640 mililitros para las Barena.

Cultura popular

Como se acaba de mencionar, parece que la palabra es una analogía del nombre de la tortuga boba o caguama (Caretta caretta), especialmente del tamaño característico y el color marrón rojizo.

En Honduras la caguama (estilizado en ocasiones “kawama”) se bebe por economía, por placer y en un ambiente de alerismo. Es dentro de estos grupos sociales donde ha surgido un abundante argot juvenil, compuesto por varios metaplasmos, a saber: “caguamónster”, “caguamosa”, “caguabonga”, “caguasaki”, “cabuama” y su diminutivo “cabuamita”, “caguamami, “kamawa” o “guama”. Además, hay apelativos como “pata de elefante”, “tacón ancho”, “pescuezona”, “pepote”, “pepón” y “patona”, entre otros. En estos nuevos nombres cariñosos o eufemísticos hay una torsión del lenguaje hacia un sentido emotivo y cómico: un sector de la sociedad se ha apropiado de la palabra y le ha conferido un lugar especial en el habla informal.

Una teoría lingüística afirma que cuanto mayor sea el número de nombres adquiridos por un objeto en una sociedad, mayor es su importancia. La kawama tiene tantos apodos como pueden imaginarse porque ya forma parte de nuestra cultura, y sobre todo porque se ingiere desde la clase baja alta hasta la clase media media, es decir, la curva poblacional que más influencia económica y cultural tiene en el país.

Todo lo anterior se refleja en diversas redes sociales como Facebook, Twitter o WhatsApp donde podemos observar el tratamiento que se le da a la palabra, utilizada sobre todo en publicaciones festivas y satíricas como los memes; asimismo aparece acompañando una acción admirable o heroica de un ciudadano con la frase “denle una caguama”, en el entendido de que sólo se da lo que posee valor económico o un alto valor sentimental, como en este caso.

El término ha sido incluido en poemas, anécdotas y elegías que se pueden leer en distintos blogs. Al parecer, esta bebida espirituosa, como las demás, potencia la creatividad de escritores y poetas. O tal vez es sólo un placebo, una no tan discreta excusa para empinar el codo. Según el IHADFA, antes de la pandemia de Covid-19 el alcoholismo había disminuido, sin embargo, durante el confinamiento, el abuso de bebidas alcohólicas por parte de los jóvenes se disparó.

En resumen, la caguama es sinónimo de compañerismo y es consumida por las clases sociales más influyentes del país. El primer contacto de las caguamas con tierras hondureñas fue a principios de los años 60, pero tanto su consumo como el uso de la palabra no prosperaron por la breve estancia de la cervecera mexicana que la introdujo. No fue sino hasta la década pasada que la Cervecería Hondureña lanzó al mercado caguamas de tres sabores, tamaños y precios diferentes. El producto se ha convertido en parte de nuestra cultura debido a su importancia social. Finalmente, el fenómeno lingüístico logrado en tan poco tiempo es notable, si se toma como punto de partida la reciente aparición de este producto.


Un agradecimiento especial a quienes mencionaron otros apodos para la caguama. ¡Salud! 🍻


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