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Preámbulo

La proclamación de independencia de Tegucigalpa en 1821 marca un momento crucial en la historia de Honduras. Sin embargo, para comprender este evento, es esencial explorar las tensiones regionales y rivalidades que se desarrollaron durante décadas.

En el siglo XVI, las luchas por la supremacía urbana ya eran comunes en Honduras, con Comayagua como ciudad dominante. Pero la creciente importancia económica de Tegucigalpa, impulsada por la minería, desafió esta supremacía.

Este artículo analizará las consecuencias de la independencia de Tegucigalpa, destacando el discurso político y la intervención de Guatemala. Se basa en investigaciones previas, como «Tegucigalpa a través de los conflictos por la primacía urbana en Honduras, s. XVIII-XX» de la doctora Daniela Navarrete Cálix y el «Compendio de la Historia Social y Política de Honduras (1882)» de Antonio R. Vallejo. Además, se aplica el análisis crítico del discurso (ACD) de Norman Fairclough para desglosar la retórica y los compromisos políticos que rodearon este evento.

En el contexto de las relaciones entre ciudades en Honduras, desde tiempos antiguos surgieron conflictos por la supremacía urbana. En el siglo XVI, este conflicto se centró en ciudades como Trujillo, San Pedro de Puerto Caballos, Gracias y Comayagua. Finalmente, Comayagua se convirtió en la ciudad principal al concentrar las sedes políticas y religiosas más importantes de la provincia.

La primacía urbana tenía un gran impacto en la construcción simbólica de la ciudad, ya que la ciudad dominante se encargaba de las obras públicas más relevantes y representativas para el gobierno y sus habitantes. Comayagua, por ejemplo, incorporó elementos de la modernidad urbana renacentista, con un diseño de calles en forma de ajedrez, arquitectura religiosa y civil impresionante, y casas de notables.

Además, Comayagua unió a los pueblos indígenas, mostrando la existencia de un orden que era inclusivo pero también desigual.

Con el paso de las décadas desde que Comayagua se convirtió en la capital de la provincia, se fundó Tegucigalpa, un campamento minero en las montañas al sur. Esta ciudad creció a lo largo de la historia, pasando de villa a ciudad y, finalmente, convirtiéndose en la capital de la República. La economía de Tegucigalpa estaba impulsada principalmente por la minería, lo que permitía la subsistencia de mineros, comerciantes y terratenientes de diversas etnias.

Aunque Tegucigalpa era periférica en comparación con otras ciudades de la provincia, su importancia como centro minero aumentó gracias a la creación de la Alcaldía Mayor de minas de Honduras en 1580. Esta entidad le permitió tener un gobierno autónomo y consolidarse como el principal centro minero de Honduras y posiblemente uno de los más ricos de la Capitanía General de Guatemala. Tegucigalpa también se benefició al recibir territorios de la villa de Choluteca, que era un próspero centro agrícola, ganadero y minero.

La ubicación de Tegucigalpa al sur de la provincia la conectó con las rutas comerciales del istmo a lo largo de la costa del Pacífico, estableciendo vínculos económicos locales, regionales y suprarregionales. Esto cambió el eje económico de la provincia desde el norte-centro, donde estaban Puerto Caballos y Comayagua, hacia el centro-sur, con Tegucigalpa y Choluteca como protagonistas.

Esta red urbana en desarrollo se consolidó gradualmente y tuvo un impacto significativo en la historia y la economía de la región.

Origen de los conflictos

El primer conflicto se originó a principios del siglo XVIII, cuando el Real de Minas de Tegucigalpa experimentó un auge económico impulsado por la minería, el comercio y la ganadería. Esto llevó a que el Capitán General de Guatemala, Alonso Fernández de Heredia, otorgara a Tegucigalpa el estatus de villa en 1762, reconociendo su importancia en la provincia. Posteriormente, en 1768, se confirmó este nombramiento debido a la riqueza mineral, la producción ganadera y otros factores que hicieron de Tegucigalpa un lugar destacado.

La elevación de Tegucigalpa a villa trajo consigo la creación de un cabildo local, que desempeñó un papel crucial en las aspiraciones políticas de las élites comerciales y mineras de la zona. A medida que Tegucigalpa prosperaba, se convirtió en un centro de poder económico, político y eclesiástico, con familias locales controlando la producción de minerales y ocupando cargos políticos y religiosos clave.

Sin embargo, en 1788, como parte de las Reformas Borbónicas, se establecieron las Intendencias en lugar de las Alcaldías Mayores, lo que centralizó el poder en Comayagua y subordinó a Tegucigalpa como un partido dentro de la Intendencia de Comayagua. Esta medida desencadenó una serie de problemas económicos y políticos en Tegucigalpa, ya que las prácticas arraigadas en la región chocaron con el nuevo sistema administrativo.

La pérdida de su estatus regional como Alcaldía Mayor fue vista como una amenaza para la identidad y la autonomía de Tegucigalpa. La villa intentó durante trece años recuperar su antigua Alcaldía Mayor y obtener el título de ciudad. Esto se reflejó en cartas enviadas al rey de España ofreciendo pagar una suma considerable a cambio de la desagregación y el título de ciudad.

La ocupación francesa del trono español entre 1808 y 1812 proporcionó una oportunidad para la restauración de la Alcaldía Mayor en Tegucigalpa. Una vez que Fernando VII fue restaurado en el trono, la Corona, buscando aliados en un momento en que se gestaban movimientos separatistas, restableció la Alcaldía Mayor. Esto consolidó la creencia de los habitantes de Tegucigalpa en su importancia y fortaleza en la región.

Sin embargo, la reintegración de Tegucigalpa como Alcaldía Mayor provocó tensiones con la Intendencia de Comayagua, que acusó a Tegucigalpa de desobedecer las órdenes y provocar problemas económicos. Estas tensiones se agravaron cuando se llevó a cabo un juicio contra Manuel José Midence Zelaya, una figura clave en la restauración de la Alcaldía Mayor, y su familia fue marginada de la vida política y administrativa.

Finalmente, en 1821, tras la muerte del Alcalde Mayor Narciso Mallol, Tegucigalpa declaró su independencia en medio de una gran celebración popular, marcando así su adhesión al proceso de independencia de España.

Acta de Independencia de Tegucigalpa

El Acta de Independencia de Tegucigalpa fue un documento histórico redactado en un contexto de fervor patriótico y entusiasmo por la independencia de Honduras de España. El proceso comenzó con la recepción de noticias desde Guatemala, donde ya se había jurado la independencia. Los líderes reunidos en Tegucigalpa acordaron inmediatamente que debían seguir este ejemplo y proclamar su propia independencia.

En una segunda reunión, todos los firmantes manifestaron su entusiasmo y disposición para jurar la independencia. Hicieron un juramento solemne de no reconocer el gobierno español y de luchar por la independencia de Guatemala. También se comprometieron a mantener el orden público y a unir sus esfuerzos con los del pueblo y las autoridades guatemaltecas.

Los líderes, incluyendo figuras destacadas como José Francisco Pineda y Dionisio de Herrera, se unieron en este acto histórico y firmaron el acta el 28 de septiembre de 1821, marcando el inicio de su lucha por la independencia.

Acta de Independencia de Tegucigalpa. Dirección de Tecnología de la UNAH.

Análisis crítico del discurso

Desde la perspectiva de Norman Fairclough y su enfoque de Análisis Crítico del Discurso (ACD), podemos analizar cómo el Acta de Independencia de Tegucigalpa refleja la concepción de una nueva identidad nacional en varios niveles:

Nivel del Discurso:

– El acta utiliza un lenguaje claro y contundente para proclamar la independencia, empleando términos como «independencia,» «libertad,» y «primer día de la libertad.» Estos términos son centrales para la construcción de la identidad nacional, ya que establecen la autonomía de Honduras y su búsqueda de libertad.

– La fecha exacta, el 28 de septiembre de 1821, se menciona como el «primer día de la libertad,» lo que sugiere un punto de partida para una nueva identidad nacional. Esta fecha se convierte en un símbolo de la independencia y un elemento fundamental en la narrativa de la identidad nacional.

Nivel del Discurso Práctico:

– El acta se produce en un contexto práctico y social en el que líderes y autoridades locales se reúnen para tomar una decisión política crucial. Esto implica que el discurso no es solo una comunicación abstracta, sino una herramienta práctica para lograr un objetivo político y social específico: la creación de una nación independiente.

– Los firmantes del acta están asumiendo un papel de liderazgo y tomando decisiones en nombre de la comunidad. A través de su discurso, están movilizando a otros sectores de la sociedad hacia la causa de la independencia, lo que contribuye a la construcción de una identidad nacional compartida.

Nivel del Discurso Sociocognitivo:

– El acta refleja cómo el discurso contribuye a las estructuras y dinámicas sociales más amplias al establecer una nueva realidad política. Se crea un nuevo orden discursivo en el que términos como «independencia» y «libertad» adquieren un nuevo significado y se convierten en componentes centrales de la identidad nacional.

– El acta también demuestra cómo las autoridades locales están ejerciendo poder y control sobre el discurso para influir en la percepción y la aceptación de la independencia por parte de la sociedad. Esto se relaciona con la idea de que el discurso es una herramienta para consolidar y legitimar la autoridad de una nueva nación.

Desde la perspectiva de Fairclough y su ACD, el Acta de Independencia de Tegucigalpa se puede observar que el discurso se utiliza de manera práctica para construir y comunicar una nueva identidad nacional en un contexto histórico específico. El acta establece un nuevo orden discursivo que refleja y contribuye a las estructuras sociales más amplias al proclamar la autonomía y la libertad de Honduras como elementos fundamentales de su identidad nacional.

Rivalidades regionales y la intervención de Guatemala en 1821

Los pliegos de Independencia de Honduras arribaron primero a Comayagua y posteriormente a Tegucigalpa el 28 de septiembre de 1821. Para comprender los eventos que ocurrieron tras la declaración de independencia en Tegucigalpa, es esencial consultar la historiografía nacional. En 1882, el historiador Antonio R. Vallejo proporcionó una valiosa visión de los sucesos relacionados con la proclamación de la independencia en las provincias de Comayagua y Tegucigalpa y sus consecuencias posteriores.

El 28 de septiembre, alrededor de las ocho de la mañana, el Gobernador Intendente, Comandante General y Jefe Político Superior de la Provincia de Comayagua, Brigadier don José Tinoco de Contreras, recibió el acta de independencia celebrada en Guatemala el 15 de septiembre y el manifiesto del Capitán General Don Gavino Gaínza. En ese mismo día, convocó a la Excelentísima Diputación provincial, ayuntamientos y a todas las corporaciones, eclesiásticas, seculares y de hacienda, en la Sala Capitular del Ayuntamiento.

En ese acto, el Gobernador Tinoco proclamó la independencia de la provincia de Comayagua. Sin embargo, esta independencia se proclamó con la condición precisa de que Comayagua quedara independiente de Guatemala y sometida únicamente al Gobierno de México. Este movimiento tenía la intención de separarse de la autoridad de Guatemala y buscar su propio camino.

Esto llevó a tensiones y rivalidades, ya que los comayaguas se consideraban «imperialistas» al proclamar su independencia bajo estas condiciones. Tinoco trató de organizar la provincia de Comayagua y realizó una serie de nombramientos para los cargos gubernamentales y militares.

La respuesta de Tegucigalpa, otra ciudad importante en Honduras, fue templada pero firme. Afirmaron que obedecerían a las autoridades de ambas ciudades en asuntos que estuvieran de acuerdo con las leyes, lo que enfureció al Gobernador de Comayagua.

Tinoco, a pesar de haber proclamado la independencia de Comayagua, creyó que tenía el derecho de someter por la fuerza a Tegucigalpa y otras provincias que se habían unido a Guatemala. Dio órdenes para movilizar tropas hacia Comayagua, pero evitó un enfrentamiento directo con los independientes de Tegucigalpa.

Se produjeron tensiones adicionales, con Tinoco imponiendo contribuciones, amenazando con la pena de muerte a quienes apoyaran la causa de Tegucigalpa, interceptando correspondencia y realizando acciones hostiles contra las autoridades de Guatemala. También se buscaron alianzas con otras provincias, como Nicaragua.

En este contexto, Tegucigalpa se preparó para la defensa y solicitó ayuda a Guatemala. El pueblo de Tegucigalpa abrazó la causa de la libertad y se unió voluntariamente para defenderla.

La rivalidad entre Comayagua y Tegucigalpa persistió durante este período de independencia y conflictos. Finalmente, el Gobierno de Guatemala intervino, enviando tropas protectoras a ambas ciudades para evitar un conflicto armado.

Este período de la historia de Honduras estuvo marcado por la proclamación de la independencia de Comayagua, las rivalidades entre Comayagua y Tegucigalpa, y la intervención de Guatemala en medio de las tensiones. La historia también destaca la valiente respuesta de Tegucigalpa y la persistente rivalidad entre las dos ciudades. Como reconocimiento a su valentía, la Junta consultiva de Guatemala otorgó a Tegucigalpa el título de ciudad y a su Ayuntamiento el título de «patriótico» el 11 de diciembre de 1821.

Conclusiones

Este artículo ha explorado la independencia de Tegucigalpa en 1821, resaltando las tensiones regionales y rivalidades locales. Se identificaron factores clave que llevaron a esta emancipación, como las luchas por la supremacía urbana y la creciente importancia económica de Tegucigalpa gracias a la minería. Además, se analizó el papel del discurso político en el Acta de Independencia y cómo esto contribuyó a forjar una nueva identidad nacional.

Las rivalidades con Comayagua y la intervención de Guatemala durante este período reflejan la complejidad de las dinámicas de poder en la región. En última instancia, este estudio histórico destaca la importancia de comprender las tensiones y rivalidades locales en la formación de la identidad y la política de Honduras en un momento crucial de su historia.

Referencias

Fairclough, Norman. Critical Discourse Analysis: The Critical Study of Language. Taylor & Francis Group, 2013.

———. Language and Power. Routledge, 2013. https://doi.org/10.4324/9781315838250.

Navarrete Calix, Daniela. «Tegucigalpa a través de los conflictos por la primacía urbana en Honduras, s. XVIII-XX». Territorios, n.º 37 (26 de julio de 2017): 41. https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.4846.

Vallejo, Antonio R. Compendio de la historia social y politica de Honduras: Aumentada con los … Tipografia Nacional, 1882.


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