La Compañía Municipal de Teatro (CMT) está presentando la obra Eva, Sol y Sombra del dramaturgo costarricense Melvin Méndez. En la obra, Eva reemplaza a su hijo en el equipo de fútbol de su marido, lo que la lleva a descubrir su verdadero yo y representa a las mujeres que se sienten atrapadas en la rutina. La obra es divertida y humana.

El diseño escénico es llamativo, ya que utiliza materiales reciclados como cartón recogido por los propios actores en un supermercado cercano. La iluminación es impecable, con cambios de luces precisos que transportan al público a los diferentes espacios donde se desarrolla la acción.

Al entrar al teatro, la gente puede sentirse como si estuviera en las canchas de fútbol de las orillas del Río Choluteca, como el Campo Motagua y El Birichiche, e incluso el Estadio Nacional. Esto se logra gracias a las siluetas del Cristo de El Picacho y el Monumento a la Paz que están presentes en el escenario.

El renombrado director Mario Jaén demuestra una vez más su genialidad y experiencia a través de diversos recursos técnicos en la representación de la obra. El elenco logra mantener al público cautivado en sus asientos, ya que la puesta en escena abarca variadas emociones humanas. Los actores y actrices realizan movimientos eficaces y sutiles mientras pronuncian sus diálogos, demostrando su habilidad en la interpretación. Algunas veces, se puede notar cuando la voz de Eva decae o cuando Adrián menciona palabras ajenas a la jerga del fútbol hondureño. En general, la obra fluye, sugiere, incomoda y entretiene, logrando que el público experimente diversas emociones.

En cuanto al guión y escritura, la elección realizada por Jaén es oportuna para reflejar las condiciones en las que vivían muchas mujeres hace más de tres décadas. Eva es una mujer sometida a un marido tradicionalista y machista, que llega a extremos de ridiculez y villanía. Este aspecto puede ser negativo si se busca promover la equidad de género, ya que se presenta al hombre como el enemigo a vencer.

El personaje de Adrián es fuerte y complicado, provocando diversas reacciones en el público debido a su comportamiento inapropiado hacia su familia. Por su parte, Eva es una mujer entregada y sumisa, con deseos de liberación y placer, pero su marido y sus chantajes emocionales le impiden alcanzar sus metas. Aunque Eva muestra una actitud proactiva para mejorar su situación, en mi opinión, su redención no se logra de manera sólida y no se evidencia una salida contundente. Esto me lleva a reflexionar sobre cómo Adrián siempre logra salirse con la suya y cómo la obra pone al personaje femenino en situación de víctima, negándole la posibilidad de alcanzar la redención que tanto anhela. Esto puede enviar un mensaje negativo a las mujeres que se encuentran en situaciones similares.

En general, la obra Eva, Sol y Sombra logró captar mi atención e interés, no me aburrí en ningún momento, más bien cumplió su objetivo de entretenerme. La puesta en escena genera una combinación de euforia, emoción, nerviosismo y suspenso. Si bien hay momentos de tensión, también hay oportunos alivios escénicos. Es una obra que merece explorarse en áreas abiertas, vista y reflexionada, y seguramente brindará oportunidades de mejora.


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