En el marco del mes de Lempira o de la Identidad y el Patrimonio Nacional, me he propuesto explicar, sin ánimo de exhaustividad, algunos conceptos que, a mi juicio, aún no quedan claros. Estos términos son “hondureñidad”, “identidad nacional” y agregaría “consciencia nacional”. El propósito de este breve ensayo es responder a la pregunta: ¿Por qué Lempira es llamado el primer defensor de Honduras si murió 300 años antes de que Honduras naciera como país?

La hondureñidad, una “tradición inventada” o construcción social

El concepto de «tradición inventada» fue desarrollado por el historiador Eric Hobsbawm en su libro «La invención de la tradición», publicado en 1983. En este libro, Hobsbawm y su coautor Terence Ranger, examinan cómo ciertas prácticas, rituales, símbolos y creencias que se consideran «tradiciones» en la sociedad moderna, en realidad han sido creadas o reformuladas recientemente para servir a propósitos políticos, culturales o sociales específicos.

Según Hobsbawm: Una tradición inventada es una práctica, costumbre o símbolo que se presenta como parte del pasado histórico de una comunidad o nación, pero que ha sido construida o manipulada en tiempos relativamente recientes con el objetivo de establecer o reforzar una identidad colectiva y una sensación de continuidad histórica (1983, p. 8).

En ese sentido, la hondureñidad como “tradición inventada» se refiere a la idea de que la identidad nacional de Honduras y las tradiciones asociadas a ella son construcciones sociales y culturales creadas y promovidas por ciertas élites y autoridades para unificar a la población bajo un sentido compartido de pertenencia a una nación.

Es importante tener en cuenta que no todos los elementos de la hondureñidad necesariamente son «tradiciones inventadas» en el sentido estricto del término. Cuando se habla de «tradición inventada», Hobsbawm se refiere a la creación o adaptación de prácticas o símbolos con el propósito de forjar una identidad nacional y un sentido de unidad en una comunidad o nación. Esto no implica necesariamente que toda la identidad nacional sea falsa o artificial, sino que algunos elementos pueden haber sido moldeados o enfatizados para cumplir con objetivos específicos.

La identidad nacional como sentido de pertenencia

La identidad nacional hondureña se refiere al conjunto de valores, creencias, tradiciones, símbolos y características culturales y sociales que definen a las personas que se identifican como hondureñas y que conforman la nación de Honduras. Es un sentimiento de pertenencia compartido que une a los ciudadanos de Honduras y les da una sensación de identidad colectiva y de ser parte de una comunidad nacional.

La identidad nacional hondureña está moldeada por una serie de factores históricos, culturales, sociales, económicos y políticos que han dado forma a la evolución del país a lo largo del tiempo. Para conocer sobre la construcción de la identidad hondureña, se puede revisar el libro “Evolución histórica de la identidad nacional” del historiador Marvin Barahona.

Consciencia nacional, un término relacionado

Ante esto surge otro concepto importante como “consciencia nacional”. Este se refiere al nivel de conocimiento, comprensión y percepción que tienen los individuos hondureños sobre su propia identidad nacional y su sentido de pertenencia a Honduras como nación. Es la toma de conciencia de la existencia de una identidad compartida y de los valores, símbolos, tradiciones e historia que unen a la población como miembros de una comunidad nacional.

La consciencia nacional en la hondureñidad implica el conocimiento histórico del país, la identificación cultural con sus tradiciones, la valoración de símbolos patrios, el sentimiento de pertenencia y orgullo hacia Honduras, así como la comprensión de los desafíos y aspiraciones colectivas para el futuro de la nación. Es un factor clave para fortalecer la identidad hondureña y el compromiso con el desarrollo y bienestar de Honduras como nación.

Lempira como referente de la hondureñidad

En el caso de Lempira, vemos cómo su figura fue rescatada del pasado y elevada a un estatus de héroe y símbolo nacional en Honduras en el siglo XIX y XX. Aunque existen referencias históricas sobre la existencia de Lempira, su figura y su papel como «defensor de la autonomía nacional» fueron enfatizados y magnificados para cumplir un propósito específico: forjar una identidad nacional hondureña basada en la lucha contra la opresión colonial y la defensa de la tierra.

El proceso de «nacionalización» de Lempira involucró la selección y resalte de ciertos aspectos de su historia, como su supuesta resistencia contra los conquistadores españoles, mientras que otros aspectos pudieron haber sido ignorados o minimizados. Esta construcción histórica se ajusta a la idea de «tradiciones inventadas», ya que implica una reinvención y manipulación de elementos del pasado para crear una narrativa histórica coherente y cohesiva que contribuya a la formación de una identidad nacional (Euraque, 1996: 140).

Es importante destacar que la aplicación del concepto de «tradiciones inventadas» no implica que la figura de Lempira carezca de relevancia o significado para la historia y la cultura hondureña. Por el contrario, el papel de Lempira como un símbolo de lucha y resistencia es significativo y ha tenido un impacto importante en la construcción de la identidad nacional hondureña.

Sin embargo, es importante reconocer que la construcción de Lempira como el «primer defensor de la hondureñidad» no es un relato histórico objetivo, sino una construcción social e histórica que ha evolucionado con el tiempo y ha sido moldeada por las necesidades y aspiraciones del contexto político y cultural en el que se ha desarrollado.

Conclusiones

Se plantea que la «hondureñidad» o identidad nacional es influenciada por la «tradición inventada» o construcción social para unificar a la población.

La identidad hondureña se basa en valores, creencias, tradiciones, símbolos y características culturales compartidas.

La «consciencia nacional» es relevante en la formación de la identidad, incluyendo conocimiento histórico, identificación cultural, símbolos patrios y compromiso con el futuro.

La figura histórica de Lempira es un ejemplo de cómo ciertos líderes son magnificados para construir una identidad basada en la lucha y resistencia histórica, pero esto es subjetivo y moldeado por el contexto político y cultural.


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