Hace más de 350 años, París se ganó el título de «Ciudad de la Luz» al instalar el primer sistema de alumbrado público del mundo. Fue un gran avance para la época, y marcó un antes y un después en la manera en que las ciudades se iluminaban. Pero, ¿cómo se alumbraba la gente en Tegucigalpa y Comayagüela hace 130 años? Vamos a dar un vistazo a la evolución del alumbrado en la capital hondureña.

Los primeros pasos en la capital

A finales del siglo XIX, las calles de Tegucigalpa y Comayagüela no estaban precisamente iluminadas como las de París. En su lugar, se usaban faroles de gas incandescente, que se encendían manualmente cada noche a las seis y se apagaban al amanecer. Estos faroles estaban colocados en las calles principales y en las plazas, haciendo lo mejor que podían para mantener la ciudad visible durante la noche.

San Juancito, el verdadero pionero eléctrico

Mientras Tegucigalpa intentaba modernizarse, hubo un lugar cercano que se adelantó a su tiempo: San Juancito, pueblo minero que ahora es una aldea del Distrito Central. Gracias a la actividad minera, San Juancito se convirtió en un centro de desarrollo pionero en Honduras. Aquí fue donde se instalaron los primeros motores eléctricos, que funcionaron gracias a la energía hidroeléctrica generada por los arroyos de La Tigra. Esta innovación no solo reemplazó las antiguas calderas de vapor, sino que además proporcionó un exceso de energía que permitió iluminar toda la ciudad.

San Juancito se convirtió así en el primer pueblo de Honduras en contar con energía eléctrica, superando incluso a Tegucigalpa, la capital.

La luz al final del túnel para Tegucigalpa

En 1897, bajo la administración del presidente Terencio Sierra y con Miguel Ugarte como alcalde, Tegucigalpa decidió ponerse seria con el tema de la electricidad. Se creó la «Empresa de Luz Eléctrica» con un capital de 80,000 pesos, un proyecto que fue aprobado por el Congreso Nacional el 9 de abril de ese año. Finalmente, la ciudad estaba en camino de encenderse de una manera más moderna.

Para darle más fuerza a esta iniciativa, en 1899, el Congreso decidió fusionar la Empresa de Luz Eléctrica con la Junta de Aguas de Tegucigalpa y Comayagüela, creando la «Junta de Agua y Luz Eléctrica». Este nuevo organismo, con un fondo de 100,000 pesos, fue un paso importante para consolidar los servicios de agua y electricidad en la capital1.

Alumbrado público en Tegucigalpa evoluciona

El cambio real en el alumbrado público llegó durante la administración del Doctor y General Miguel R. Dávila en 1907, cuando se instalaron los primeros postes de luz eléctrica en las calles, reemplazando finalmente los faroles de gas2. Hacia 1916, Tegucigalpa ya contaba con tres plantas eléctricas: La Leona, El Centro y Río Chiquito.

Tiendas del empresario y minero Santos Soto en la Calle del Comercio de Tegucigalpa, hoy llamada Calle del Congreso. Se muestra postería de alumbrado público en Tegucigalpa.
Postes de luz eléctrica en la Calle del Comercio de Tegucigalpa, en la segunda década del s. XX.

Durante las décadas de 1930 y 1940, la demanda de electricidad creció, extendiéndose el servicio a más barrios y zonas de Tegucigalpa, así como a otras ciudades del país. En este tiempo, se mejoraron y repararon varias plantas eléctricas, incluyendo las de Cedros, La Paz, Siguatepeque, Comayagua, Yoro, Danlí y Sabanagrande.

Nace la ENEE

Finalmente, el 20 de febrero de 1957, la historia de la energía eléctrica en Honduras dio un giro importante. La Junta Militar de Gobierno creó la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) mediante el Decreto Ley No. 48. La ENEE tenía la misión de realizar estudios, operar y administrar todos los proyectos de electrificación del Estado, marcando el inicio de una nueva etapa en la historia energética del país.

Conclusión

La historia del alumbrado público en Tegucigalpa es un reflejo del progreso y la modernización que la capital hondureña ha experimentado a lo largo del tiempo. Desde los faroles de gas hasta la creación de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, cada paso ha sido fundamental para iluminar la vida de sus habitantes. Aunque San Juancito fue el verdadero pionero en la electrificación del país, Tegucigalpa no se quedó atrás, y hoy en día sigue siendo un faro de desarrollo en Honduras.


Bibliografía

  1. ENEE. Historia de la ENEE. pp. 1-3. Consultado el 3 de septiembre de 2024: https://portalunico.iaip.gob.hn/portal/ver_documento.php?uid=MTE0MjAyODkzNDc2MzQ4NzEyNDYxOTg3MjM0Mg== ↩︎
  2. Aquiles Valladares, Omar. Tegucigalpa: una ciudad y su gente, 1900-1930. Honduras: Instituto Hondureño de Antropologia e Historia, 2008. ↩︎

Seguir al autor de este artículo.


Envíalo