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Las legendarias y famosas baronesas de Ojojona y Santa Ana

Baronesas de Ojojona transporte de Ojojona

Al fondo, la baronesa apodada la «Chancha Brava». De izquierda a derecha: Roberto Wilfredo Nieto, Digna Emérita Sierra González, Josefina Varela Ilovares, José Napoleón Nieto González. Foto | Reyna Nieto González.

Durante los años 30, Ojojona experimentó cambios gracias a las ayudas del gobierno. Una de ellas fue la apertura de la calle desde el municipio hasta El Sauce en 1939. Sin embargo, fue hasta los años 50 del siglo pasado que se introdujo en el pueblo el primer transporte interurbano que ya denominaban baronesas.

Así, las baronesas comenzaron a circular en Ojojona más de quince años después de la construcción de la carretera y se quedaron como transporte de uso habitual hasta los primeros años de la década de 1980. Antes de la llegada de este medio de transporte, los pobladores se dirigían a la comunidad de Aragua y luego continuaban sinuosamente hasta llegar a Tegucigalpa.

Varios testimonios recabados durante esta investigación atribuyen el ingreso del primer camión-bus a dos personas. Ellas son: Antonio Inestroza y Gustavo Garay. Los seguirían Andrés Zelaya, Donato Aguilar, Guillermo Cruz, Napoleón Garay, Ramón Nieto, Rafael Silva Martínez, Juan Javier Rodríguez y Manuel Garay.

Origen de las baronesas

Documentación consultada por el historiador hondureño Jorge Alberto Amaya sugiere que el transporte hondureño empezó a articularse alrededor de los años 20 y 30. No obstante, fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando realmente se modernizó. Aunque todavía en ese tiempo, la mayoría del transporte interurbano se realizaba en las baronesas.

Por su parte, el sociólogo Ramón Oquelí publicó en un artículo que el término se originó luego de que Elizabeth Florence de Strabogl —una dama inglesa cuyo título nobiliario era el de baronesa— se estableciera en Honduras en los años 20. Ésta a la vez era propietaria de una flotilla de estos vehículos. Por tanto, la población adoptó esa palabra para referirse a dichos camiones o buses improvisados. Sobre ellas, Amaya (2010) dice:

Las famosas y legendarias baronesas eran camiones a los que se les adaptaba una carrocería de madera y servían para transportar madera, mercancías y personas. En ellos se apretujaban pasajeros, maletas, tanates de maíz y algunas veces hasta gallinas, jolotes y cerdos.

Con el auge de la Modernidad, entrada la década de los 70, se dejaron de utilizar estos camiones. Ojojona y Santa Ana cambiaron su flota de Fords por modelos Blue Bird que eran más confiables, rápidos y eficientes.

Las baronesas de Ojojona

Según fuentes consultadas, Antonio Inestroza fue de los primeros en tener una baronesa en Ojojona. Era un camión estadounidense marca Studebaker, fabricado en 1951.

En 1956 existió un Ford F-350 propiedad de Gustavo Garay llamado «Santa Ana». Éste, posteriormente se la entregó a Andrés Zelaya como pago en la compra de un terreno. Andrés Zelaya la rebautizaría con el nombre de «María Auxiliadora». Fue utilizada para transportar mercancías como ollas de barro, leña y ocote proveniente de las aldeas de Ojojona. Gustavo Garay también fue dueño de otra baronesa: la «San Joaquín».

Asimismo, en 1965, Donato Aguilar adquirió en la concesionaria HIASA un camión Ford F-350 de cuarta generación que enseguida modificó y convirtió en baronesa. La carrocería de este vehículo fue construida en Santa Ana a un precio de 100 lempiras. El nombre de esta baronesa era «Perpetuo Socorro», sin embargo, se la conocía popularmente como «La Curra» por el gruñido que hacía el escape.

Buses camiones baronesas de Ojojona antiguo medio de transporte de Ojojona

Martha Piedad González Aguilar (QDDG) y Juan Javier Rodríguez Zerón posan en el capó de «La Chancha Brava» junto a su hijo Juan Javier Rodríguez González. Este era un Ford F-350, año 1965, cuarta generación. Foto | Socorro Rodríguez.

En los años siguientes, Donato Aguilar se la vendió a Sebastián Barrientos y éste a Napoleón Garay. Luego fue propiedad de Juan Javier Rodríguez, después pasó a manos de Braulio Torres y finalmente tuvo como dueño al señor Rafael Zelaya.

El Cóndor apareció en los años 70 en Ojojona. Su propietario fue Guillermo Cruz. Era un Ford Thames Trader de fabricación británica adquirido de segunda mano en la HIASA. Este vehículo había sido devuelto por una ciudadana de origen turco que se dedicaba a la venta de zapatos y que se había alcanzado en el pago de las cuotas.

Según recuerda Medardo Sierra, ese Thames era utilizado para el transporte de carne y venta de leña rolliza y rajada en Tegucigalpa. Al regreso, traían pasajeros a quienes les cobraban entre 40 y 50 centavos por persona. De igual forma, cargaban en la parrilla superior mercaderías y granos básicos que iban a comprar pulperos como Vicente «Chente» García.

Esta baronesa, que fue conducida tanto por José Ramón Silva Banegas como por Emilio «Parra» Garay, fue vendida finalmente al señor Manuel Garay para adquirir un bus Mercedes Benz.

También, Pedro Ramón Nieto Pérez fue propietario de un camión Internacional equipado con motor gasolina, serie IH R160. Además, fue propietario de un camión Ford Thames Trader.

Juan Javier Rodríguez compró un Ford F-350 al que le decían «La Chancha Brava». Por otro lado, doña Antonia Zelaya tuvo un Ford F-600, año 1958, color naranjado; lo llamaban «La Perla Local». Era conducido por Félix Agapito Santos Sierra.

Algunas de estas baronesas eran adquiridas como camiones comerciales en concesionarias capitalinas o bien compradas a otros dueños. Luego se sometían a una modificación que consistía en integrarles una carrocería de madera con techo y parrilla. Además, se les adherían bancas que se forraban con cuero o cuerina y paste. Éstas iban dobladas cuando se llevaba leña y al regreso se bajaban para sentar máxime 10 pasajeros.

Antiguos usuarios de las baronesas atestiguan que estos «buses de palo» partían de Ojojona con varias personas. Al llegar al sitio de El Sauce las bajaban y las hacían abordar otra que las llevaba hasta Tegucigalpa.

Baronesas de Santa Ana

Merece mención especial el servicio de transporte de baronesas de Santa Ana. Este municipio desde siempre ha compartido la ruta y los turnos con Ojojona. Principalmente, los fines de semana.

En este sentido, en los años 60 también aparecieron baronesas de propietarios de este municipio. Humberto Vásquez era propietario de dos baronesas cuyo conductor fue Juan Javier Rodríguez. Asimismo, otros dueños de camiones-buses fueron Carlos Zelaya, Álvaro Tulio Vásquez, Lidia Vásquez, Manuel Banegas y Mariano Alvarado.

A este último se le atribuye la posesión de una de las primeras baronesas de Santa Ana. Alvarado residía en la comunidad de Milpa Grande, El Horno, jurisdicción de San Buenaventura, sin embargo, prestaba servicios en las tres comunidades.

Las viejas glorias del volante

Algunos choferes de renombre fueron David Garay, Francisco «Paco» González, Rafael Zelaya, Félix Zelaya, Ramón Nieto, Emilio Garay y Juan Javier Rodríguez.

Otros conductores fueron Salomé Ramos, Manuel Garay, Lucio Hernández, Víctor Zelaya y Pedro Iván Martínez Cerna.

Cabe mencionar que las carrocerías eran hechas en Ojojona por el carpintero Napoleón Garay, de similar manera, había propietarios de camiones que preferían mandar a hacerlas al sitio de Las Quebraditas, Santa Ana. Los precios fueron variando. Comenzaron en 100 lempiras. Ya para los últimos años habían subido a 600 lempiras.

Como dice Amaya (2010), «la introducción de automóviles en Honduras provocó profundas transformaciones en la sociedad del siglo XX (…), pues impactó en la vida cotidiana, en la transformación de los espacios urbanos; en las comunicaciones, en la agilización de los intercambios comerciales, en la producción y por supuesto en la configuración de algunos imaginarios nacionales.»

Lo anterior motivó la iniciativa de los ciudadanos de la zona y de otras regiones del país. Hoy en día, todavía existen baronesas en sitios remotos de Olancho y el occidente del país, pues, estos automóviles prestaban servicio especialmente hacia los pueblos y comunidades rurales del interior.

A manera de acotaciones, diremos que fue una hazaña conseguir fotos de baronesas de Ojojona, pues, como es de notar, las personas no acostumbraban a guardarlas o, en este caso, los dueños solían tomárselas en la parte delantera y no dejaban ver la carrocería.

Bibliografía

Amaya, J. (2010). «Demos un raite…»: Breve historia del automóvil, del automovilismo y de las comunicaciones en Honduras. 1905‐2005 (1era ed.). Tegucigalpa.

Ojojona, A. (2013). Una mirada a la historia y al patrimonio de San Juan de Ojojona (1era ed.). Ojojona.

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1 Comentario

  1. Jubal Valerio Hernández

    Una excelente reseña histórica de la baronesa, medio de transporte colectivo » hechizo», ( Made in Honduras), que llevaba y traia pasajeros y carga a lo largo y ancho del país. Una de las más famosas empresas de baronesa fue la Dean( por el apellido de su propietario). Los pasajeros iban directo al baño, cuando llegaban a su destino, para quitarse el polvo acumulado en el camino.Jubal Valerio Hernández..

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