La carne prensada es un plato tradicional de la cocina comayagüense que se disfruta especialmente durante las celebraciones de Navidad y Semana Santa. Esta exquisitez culinaria, que se elabora de manera artesanal, es difícil de encontrar en las tiendas fuera de temporada, pero durante estos festejos algunas familias la ofrecen a la venta con un precio aproximado de entre L150.00 y L200.00 por costal o saco.

En la ciudad, la carne prensada preparada por Guadalupe Amador, Selvia Bardales, Olimpia Castillo y Emelda Flores es ampliamente reconocida por su calidad y sabor. También se han destacado en la elaboración de esta delicia Elba Morán y Rosita Romero, cuyas recetas han recibido excelentes comentarios por parte de quienes las han degustado.

La carne prensada ha sido mencionada por varios escritores hondureños, como Pompeyo del Valle:

Imposible olvidar la «carne prensada» de Comayagua la antigua capital de Honduras. Se prepara con carne de cerdo y de res en partes alícuotas, bien molidas y horras de gordo y pellejos; se adoba esta carne con canela, ajos, clavos de olor, laurel, pimienta, cebolla, sal, nuez moscada, vinagre y coñac o aguardiente, luego se mete en unos saquitos de manta que se echan en una olla que deberá taparse a la perfección, de modo que el agua, sabiamente calculada, produzca vapor para que la carne, una vez cocida, se pueda desprender con facilidad de los pequeños sacos. A continuación, se dejan enfriar las porciones, se cortan en rebanadas y se sirven con encurtido.

Carne prensada en sus respectivos saquitos y con el encurtido. Foto: Tania Moradel.

Antes que del Valle, Dolores Prats de Dávila había compartido en su libro «Reviviendo la cocina hondureña» la misma receta agregando la cocción en baño María. Por su parte, Roberto Ruiz Guevara advierte en su recetario (2008) que el coñac o el aguardiente no es obligatorio agregarlos.

Conocer o expresar una cultura de territorio a través de una cocina, de los productos, de las recetas, es absolutamente «natural». Aunque la carne prensada, como otros platos del mundo, no está exenta de recibir comentarios negativos, parte de los cuales proviene de personas que ni siquiera han probado la receta. Sobre este particular, el historiador y gastrónomo italiano Massimo Montanari (2004) escribe:

La comida no es buena o mala en términos absolutos: alguien nos ha enseñado a reconocerla como tal. El órgano del gusto no es la lengua sino el cerebro, un órgano culturalmente (y por tanto históricamente) determinado, a través del cual se apren­den y se transmiten los criterios de valoración. Por ello, estos cri­terios pueden variar en el espacio y en el tiempo: lo que en una determinada época ha sido juzgado positivamente en otra puede cambiar de signo; lo que en un lugar está considerado un manjar en otro puede ser considerado desagradable. La definición del gusto forma parte del patrimonio cultural de las sociedades hu­manas. Así como existen gustos y predilecciones diferentes en diversos pueblos y regiones del mundo, así los gustos y predilec­ciones cambian en el curso de los siglos.

Carne prensada lista para degustar. Foto: Tania Moradel.

Indudablemente, se trata de un manjar que debe ser conservado. Tanto la gastronomía como el lenguaje son señales distintivas de la cultura, y los habitantes de Comayagua se enorgullecen de este plato.


Seguir al autor de este artículo.


Envíalo