Ojojona es un pueblo de origen lenca que se encuentra en la región cultural de Mesoamérica. Como es sabido, la base agrícola de esta etnia es la agricultura, dedicada en su mayoría al cultivo de maíz y frijoles. Este aspecto en particular contribuyó a que creara una diversidad de manifestaciones gastronómicas. Tal es el caso de las atoleadas de Ojojona.

De acuerdo con José Marcial González (85), esta actividad era montada por la Alcaldía Municipal y tenía lugar cada 18 de enero en el contexto de la Feria en honor de San Sebastián. Y en víspera de la reunión de los santos patronos de Ojojona y Lepaterique en el Rancho del Chilate.

La Municipalidad se encargaba de enviar las invitaciones a la comunidad. Asimismo, entregaba el maíz sabanero que compraba en El Aguacatal y demás insumos a las cocineras para que prepararan el atol, los tamales y las rosquillas. Llegado el día, las casas y los alimentos eran dispuestos y las personas se presentaban con su respectiva invitación.

Cabe mencionar que las personas que no tenían invitación no podían comer. Los dueños de casa colocaban en el dintel de la puerta una cinta que restringía el paso.

Además del consumo de atol y demás derivados del maíz, las atoleadas eran amenizadas con conjuntos de cuerda. Esta actividad a menudo iniciaba por la noche extendiéndose hasta el amanecer. Al día siguiente, los munícipes podían continuar la celebración en el Rancho del Chilate.

Origen de las atoleadas de Ojojona

Para aproximarnos al origen de las atoleadas lo haremos desde dos puntos. El primero tiene que ver con la edificación de la Iglesia San Juan Bautista. Una de las referencias más lejanas en el tiempo es el entierro de una mujer en esta iglesia en 1683. Se deduce entonces que para esa fecha el templo ya contaba con santos, entre ellos, San Sebastián, y, por tanto, ya se le dedicaba una festividad.

Otro punto que considerar es cuando Ojojona compró y anexionó a El Aguacatal a su territorio. Hechos ocurridos entre los años de 1739 y 1743. Según un estudio reciente del párroco Antonio Salinas Avery, el primer Guancasco entre Ojojona y Lepaterique pudo haberse realizado en 1743 cuando se hizo la medición territorial definitiva de la aldea. A este respecto, Salinas Avery comenta:

… se puede suponer que fue a partir de este año de 1743 que, por iniciativas de las autoridades civiles y religiosas de la época, se dio origen a un «Encuentro» como conmemoración anual a tan importante paso hacia la paz de ambos pueblos, abanderados por los principales exponentes, que antes, incluso de los símbolos patrios, ya eran emblemáticos y fieles representantes de ambas comunidades, a saber: Santiago Apóstol por parte de los Lepaterique y San Sebastián por parte de los Ojojona.

Es decir, si bien en 1683 ya funcionaba la Iglesia San Juan Bautista, no significa que se festejara a San Sebastián. Esta teoría argumenta que las populares atoleadas pudieron aparecer en el marco de la celebración de El Guancasco.

Una tercera teoría podría sugerir que este evento se incorporó a las ferias de enero con el paso de los siglos, como suele suceder.

Desaparición de las atoleadas

En la fotografía de 1926 que hemos publicado aparecen personajes de la vida política de Ojojona. Esto sugiere que la gente acudía alegremente a este evento. Por otra parte, José Marcial González narró que él asistió a las atoleadas desde finales de los años cuarenta hasta finales de los cincuenta. Sin embargo, desde aquella época no se volvió a saber de ellas.

Para recabar la información sólo indagamos a gente mayor de 80 años. Muchas de ellas reconocieron que jamás oyeron mencionar las atoleadas. Sin embargo, como medio cultural hemos creado este precedente para contribuir al rescate de esta tradición.

Bibliografía

A.N.H. Documentos de autos criminales contra Gregorio López, 7 de octubre de 1683. Caja 18.

Avery. A. S. 2017. Aproximación a la fecha de la Celebración del primer Guancasco de la historia entre Ojojona y Lepaterique. Inédito.

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